«La música y su práctica colectiva a muy temprana edad (…) le brinda la oportunidad al niño de ir formándose en una escala de valores espirituales y humanos de muy alta trascendencia, como por ejemplo, el esfuerzo compensado«.
José Antonio Abreu (1939-2018) Músico y economista
A principio de este año, conocimos la triste noticia de la muerte del músico José Antonio Abreu, creador del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela (El Sistema). Sin duda, uno de los proyectos educativos y culturales más importantes de los últimos tiempos en Latinoamérica y que recibió en España, el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2008.
Creado en 1975, este proyecto pretendía dignificar la vida de niños y jóvenes de entornos desfavorecidos a través de la relación con la música. El famoso director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel, uno de los músicos surgidos gracias a este programa, dedicó unas emotivas palabras a su fundador con motivo de su óbito:
“José Antonio Abreu fue para mí una inspiración, un artista, un amigo, un padre, un maestro…. Lo que soy se lo debo a su generosidad, a su humanidad y a su visión… Mi compromiso con el Maestro Abreu y con El Sistema es un compromiso con el futuro, con esos niños que aún no han descubierto a la música y al arte”.
Pero centremos la mirada aquí. Recientemente, y en el marco de los actos finales del 50 aniversario de la FSMCV, su presidente, Pedro Rodríguez, lanzó un ilusionante reto: conseguir también esta distinción para las sociedades musicales valencianas.
Todo ello nos ha permitido volver a reflexionar sobre el paralelismo que siempre hemos establecido entre El Sistema y la red de sociedades musicales en la Comunitat Valenciana, nuestras famosas bandas de música. Para llegar a una conclusión clara: también merecemos esta distinción (o más, con perdón).
Ambas experiencias coinciden básicamente en sus finalidades centrales: a) la ampliación de las perspectivas personales y profesionales a sectores de población desfavorecidos, b) la cohesión social a través del arte musical y c) el desarrollo de un amplio tejido cultural y musical en todo el territorio.
Y también tienen impactos cuantitativos importantes, en ambos casos, los datos impresionan. Venezuela tiene actualmente 31,5 millones de habitantes y El Sistema lo conforman 1.681 orquestas de todas las edades, 1.389 coros infantiles y 1.983 escuelas de música con 10.000 profesores en los 24 estados.
Pero aquí no nos quedamos atrás. La Comunitat Valenciana con una población que no llega a los 5 millones de habitantes (una sexta parte de la población venezolana), tiene 550 sociedades musicales, con otras tantas escuelas de música, que agrupan a 1.686 agrupaciones musicales entre bandas, coros, orquestas, grupos de cámara, big bands… más de 40.000 músicos, 60.000 alumnos y una plantilla docente de 4.000 profesores. Además, cuenta con una masa social y simpatizantes que viven apasionadamente alrededor del movimiento que se estima en un millón de personas. Habría que multiplicar por seis estos números para comparar con El Sistema de Venezuela.
A nuestro favor también tenemos mucha más antigüedad, un 30% de las sociedades musicales son centenarias, y de éstas un 2% tienen más de 200 años de historia. También una diferencia sustancial, nuestras sociedades musicales, contrariamente al programa venezolano, no fueron creadas ni impulsadas por iniciativa pública, son un producto creado por el asociacionismo civil en régimen de voluntariado. Algo muy meritorio. Y que reporta grandes ventajas: no estamos sometidos a los vaivenes de los cambios políticos y su sostenibilidad económica no depende fundamentalmente de los presupuestos públicos que suelen cambiar en función de los ciclos económicos. De hecho, durante la gran crisis de 2009 no desapareció ninguna sociedad, al contrario siguieron creciendo en número.
Sin embargo, tenemos que aprender mucho de la experiencia venezolana que atesora unas fortalezas que le han hecho merecedora de una fama mundial y de grandes reconocimientos. Estas fortalezas son básicamente dos:
- Se trata de un proyecto conocido prácticamente en todo el mundo. Han sido capaces de difundir y comunicar de manera excelente este proyecto.
- Goza de un prestigio muy grande entre todos los sectores de la música culta. Entre otras cosas, porque dispone de grandes embajadores que proclaman sus bondades, encabezados como ya hemos visto por el gran director de orquesta Gustavo Dudamel.
Nosotros no somos tan conocidos fuera de aquí. Seguro que se conoce más en Madrid al proyecto venezolano que nuestra manifestación. Y no nos parece bien. La presentación de una candidatura ganadora a los Premios Princesa de Asturias sería una acción potente y que tendría muchas opciones si fuéramos capaces de aglutinar todo nuestro caudal político, cultural y musical valenciano.
Y sobre todo, debemos construir un relato destinado a nuestro propio colectivo. Aquí no podemos fallar, un testimonio real de nuestro potencial buscando la adhesión de nuestros grandes profesionales de la música. Un equivalente al lema de Venezuela “Tocar y luchar” que con tanta fuerza se proclamó por todo el mundo.
Tenemos muchos Dudameles, consigamos también que se pronuncien y que todos les escuchen en beneficio de nuestro lema “Música i poble”.
Amparo Llagues dice
En Valencia tenemos una persona representante y titulada en el sistema del marstro Abreu, venezolana y compsñera de Gustsvo Dudamel . Su nombre es Gabriela Correa, y nadie de nuestras bandas valencianas se ha intetesado por este sistema de enseñanza reconocido en todo el mundo como el mejor.
Manuel Tomás dice
Hola Amaparo, muchas gracias por su comentario y gracias también por la información que nos facilita sobre la compañera Gabriela Bravo, seguro que nos podrá dar más detalles sobre esta valiosa experiencia sobre la que podemos aprender muchísimo, de eso se trata siempre. Pero al mismo tiempo decirle que nosotros también podemos enseñar nuestros logros, tenemos las mejores bandas de viento de todo el mundo, en cantidad y calidad, los triunfos de nuestras bandas en los certámenes internacionales así lo atestiguan, y nuestro movimiento social alrededor de la música es admirado y elogiado también en Latinoamerica, donde la FSMCV ha desarrollado amplios proyectos de cooperación internacional de gran interés. Pero como siempre y más en ambientes y contexxtos educativos, de lo que se trata es de aprender continuamente y mejorar sin dejar de sentirse muy orgulloso sobre lo que hemos construido aquí entre todos durante muchas décadas.
Un saludo y un agradecimiento reiterado por su participación en este blog
Manuel Tomás
Jose Sebastiá dice
Excelente artículo y posterior respuesta. Enhorabuena Manuel y gracias por todas tus reflexiones y escritos, espero que vengan muchos más en el futuro.
Tras su lectura uno se pregunta ¿Porqué el “Sistema valenciano” no ha tenido tanta publicidad como el venezolano, y no ha adquirido como tal, tanto prestigio y reconocimiento internacional?, y, ¿Porqué nuestro Sistema no ha sido todavía premiado?, más aún cuando el Premio procede de nuestro propio país. Nuestro Sistema, sin una creación premeditada ni directa para ello, consiguió también durante gran parte del Siglo XX dignificar la vida de niños y jóvenes procedentes de entornos rurales cultural y económicamente empobrecidos por el franquismo, continuando con dicha labor en la actualidad aunque en un entorno social y económico diferente.
¿Porqué?, si desde mediados del pasado Siglo muchos músicos salidos de nuestro Sistema han nutrido la mayoría de Conservatorios, Orquestas y Bandas profesionales españolas, y progresivamente muchas europeas; a pesar de lo reticentes que somos los valencianos a abandonar la “terreta”, nuestra tierra.
Yo diría que nunca hemos sido ni nos hemos sentido como un Sistema unificado propiamente dicho; en nuestra comunidad cada pueblo tiene su o sus bandas, sus escuelas de música y compiten entre sí por sonar mejor y realizar mejores audiciones y conciertos en un entorno local. Es algo normal que la banda local toque en los diferentes actos festivos o públicos del pueblo y comentar coloquialmente sobre los jóvenes que van despuntando con sus interpretaciones y logros musicales. La Banda representa al barrio, pueblo o a un colectivo determinado y lo mejor es la polémica dialéctico-cómica que se crea a partir de la rivalidad existente entre dichas agrupaciones.
Nunca hemos realizado una plasmación numérica de resultados. No podemos contabilizar todos los excelentes músicos que han salido de nuestras bandas de música y han pasado al profesionalismo, ocupando plazas en Orquestas y Bandas Municipales “de medio mundo”.
Tampoco hemos realizado muchos proyectos comunes, como formar una Banda u Orquesta Sinfónica con profesionales salidos de aquí, tipo “Orquesta Sinfónica Simón Bolívar”, ampliamente esponsorizada y mediatizada internacionalmente. Dirigida por alguno de los muchos y buenos directores valencianos existentes – generados por nuestro Sistema- y destinada a convertirse en nave insignia del Sistema valenciano, consiguiendo llamar a la puerta de la UNESCO y firmar una exclusiva con Deutsche Grammophon para grabar …… y …. y …..Nunca hemos sido conscientes de la importancia de esto a nivel exterior, ni creo que pensáramos en que existía algo exterior.
Supongo que la idiosincrasia mediterránea juega sus negras cartas en todo esto. Nuestro carácter, abierto a la vez que conciliador y desinhibido, es también individualista y provinciano, superficial y al mismo tiempo algo “cerradito”, con lo que la división y fragmentación social general está garantizada. Es como un juego cómico sin fin.
Con estos consecuentes, no creo que en Venezuela conocieran nuestro Sistema cuando el suyo fue creado. Es lógico que no pudieran interesarse por él ni valorarlo en su justa medida. Aún hoy por hoy, no podemos contrastar recíprocamente los logros que nuestro Sistema ha tenido.
Lo que puedo asegurar es que también una gran cantidad de músicos valencianos están integrados en el mercado musical sudamericano, sea como profesores en escuelas y Universidades, o cubriendo plazas en numerosas orquestas y bandas profesionales a lo largo y ancho del Continente americano, aun cuando este mercado ha estado siempre nutrido e influenciado por músicos del Norte, dícese gringos.
Para terminar, SI, coincido contigo en que nuestro Sistema es ampliamente merecedor del Premio Princesa de Asturias de las Artes. Ya es hora que valoremos lo nuestro.
Jose Sebastiá.
Manuel Tomás dice
Muchas gracias José por tus acertados comentarios, coincido totalmente con tu análisis. Además en tu caso, proceden de un profesional de la docencia con una dilatada trayectoria, también te avala también tu conocimiento de primera mano de nuestrro movimiento asociativo, por eso, tus juicios tienen un valor añadido. Y muy buena tu idea, jamás hemos sistematizado y cuantificado convenientemente los resultados de nuestro modelo, que no fue creado «ex profeso» sino que se generó de una manera bastante espontánea y fue cogiendo forma a través de los años sin que nadie construyera un relato global sobre él. Y esto se nota, solo se pone el enfasis en algunas cuestiones negativas. La verdad es que, haciendo una loable autocrítica, muchos músicos profesionales no hemos salido a defender ni valorar lo nuestro. Por eso tus palabras son muy importantes.
Un abrazo
Jose Sebastiá dice
Excelente artículo y posterior respuesta. Enhorabuena Manuel y gracias por todas tus reflexiones y escritos, espero que vengan muchos más en el futuro.
Tras su lectura uno se pregunta ¿Porqué el “Sistema valenciano” no ha tenido tanta publicidad como el venezolano, y no ha adquirido como tal, tanto prestigio y reconocimiento internacional?, y, ¿Porqué nuestro Sistema no ha sido todavía premiado?, más aún cuando el Premio procede de nuestro propio país. Nuestro Sistema, sin una creación premeditada ni directa para ello, consiguió también durante gran parte del Siglo XX dignificar la vida de niños y jóvenes procedentes de entornos rurales cultural y económicamente empobrecidos por el franquismo, continuando con dicha labor en la actualidad aunque en un entorno social y económico diferente.
¿Porqué?, si desde mediados del pasado Siglo muchos músicos salidos de nuestro Sistema han nutrido la mayoría de Conservatorios, Orquestas y Bandas profesionales españolas, y progresivamente muchas europeas; a pesar de lo reticentes que somos los valencianos a abandonar la “terreta”, nuestra tierra.
Yo diría que nunca hemos sido ni nos hemos sentido como un Sistema unificado propiamente dicho; en nuestra comunidad cada pueblo tiene su o sus bandas, sus escuelas de música y compiten entre sí por sonar mejor y realizar mejores audiciones y conciertos en un entorno local. Es algo normal que la banda local toque en los diferentes actos festivos o públicos del pueblo y comentar coloquialmente sobre los jóvenes que van despuntando con sus interpretaciones y logros musicales. La Banda representa al barrio, pueblo o a un colectivo determinado y lo mejor es la polémica dialéctico-cómica que se crea a partir de la rivalidad existente entre dichas agrupaciones.
Nunca hemos realizado una plasmación numérica de resultados. No podemos contabilizar todos los excelentes músicos que han salido de nuestras bandas de música y han pasado al profesionalismo, ocupando plazas en Orquestas y Bandas Municipales “de medio mundo”.
Tampoco hemos realizado muchos proyectos comunes, como formar una Banda u Orquesta Sinfónica con profesionales salidos de aquí, tipo “Orquesta Sinfónica Simón Bolívar”, ampliamente esponsorizada y mediatizada internacionalmente. Dirigida por alguno de los muchos y buenos directores valencianos existentes – generados por nuestro Sistema- y destinada a convertirse en nave insignia del Sistema valenciano, consiguiendo llamar a la puerta de la UNESCO y firmar una exclusiva con Deutsche Grammophon para grabar …… y …. y …..Nunca hemos sido conscientes de la importancia de esto a nivel exterior, ni creo que pensáramos en que existía algo exterior.
Supongo que la idiosincrasia mediterránea juega sus negras cartas en todo esto. Nuestro carácter, abierto a la vez que conciliador y desinhibido, es también individualista y provinciano, superficial y al mismo tiempo algo “cerradito”, con lo que la división y fragmentación social general está garantizada. Es como un juego cómico sin fin.
Con estos consecuentes, no creo que en Venezuela conocieran nuestro Sistema cuando el suyo fue creado. Es lógico que no pudieran interesarse por él ni valorarlo en su justa medida. Aún hoy por hoy, no podemos contrastar recíprocamente los logros que nuestro Sistema ha tenido.
Lo que puedo asegurar es que también una gran cantidad de músicos valencianos están integrados en el mercado musical sudamericano, sea como profesores en escuelas y Universidades, o cubriendo plazas en numerosas orquestas y bandas profesionales a lo largo y ancho del Continente americano, aun cuando este mercado ha estado siempre nutrido e influenciado por músicos del Norte, dícese gringos.
Para terminar, SI, coincido contigo en que nuestro Sistema es ampliamente merecedor del Premio Princesa de Asturias de las Artes. Ya es hora que valoremos lo nuestro.