“Si hay que ir, se va; pero ir pa ná, mejor no ir”.
Parafraseando a José Mota
Los profesores/as de música iniciamos nuestra andadura elaborando las programaciones didácticas que nos exigen para superar los procedimientos de ingreso a la función pública. Y no solo eso, a lo largo de nuestra trayectoria profesional, las programaciones didácticas son el documento que utilizamos para planificar la acción docente en el aula. Así pues, mal que nos pese, este documento nos acompaña el resto de nuestras vidas.
Durante más de veinte años, he tenido la oportunidad de enseñar a cientos de opositores a redactar este documento y después, en el ejercicio de mi cargo como director de un conservatorio de música, tuve la responsabilidad de exigir, supervisar y asesorar a mis compañeros cuando las tenían que elaborar. Ello me ha permitido analizar cómo afrontamos este proceso.
Acostumbrados, durante la época pre/LOGSE, a elaborar aquellos sencillos programas de estudio con los que planificamos nuestras enseñanzas, la exigencia de las administraciones educativas para redactar un documento nuevo fue percibida por el profesorado como una carga burocrática sin ningún sentido, una auténtica “maldición bíblica”. Y así seguimos en cierta manera, aunque las cosas han ido cambiando y evolucionando. Las nuevas generaciones de profesores han ido modificando esta actitud, aumentando su capacidad para planificar adecuadamente las enseñanzas.
Pasar del programa de estudios a la gestión del currículo ha sido un camino lleno de espinas. Y aún queda algo de todo aquello.
Desde siempre me he considerado un militante a favor de la planificación educativa y he percibido este proceso como una oportunidad y no como una amenaza. Creo firmemente que debemos asumir su elaboración con la máxima seriedad.
De hecho, uno de los elementos de calidad de un centro educativo, con independencia de las enseñanzas que imparta, residirá siempre en su capacidad para plasmar de manera explícita un proyecto educativo y unas programaciones didácticas que definan su personalidad pedagógica y didáctica. Las ventajas son muchas, citemos solo algunas:
- Las programaciones permiten registrar nuestras decisiones y evaluar mejor nuestra acción docente.
- Son un elemento de transparencia ya que permiten comunicar al conjunto de la comunidad educativa nuestras decisiones curriculares.
- Representan una herramienta de investigación muy efectiva.
- Pueden representar una oportunidad de trabajo en equipo y avanzar en la interdisciplinariedad.
- Y muchas más.
Sin embargo, no es fácil concienciar a los jóvenes opositores de su verdadera utilidad ni tampoco al profesorado experimentado de nuestros centros. Por este motivo, en muchos casos, las programaciones acaban abandonadas en el cajón del armario del aula y su utilidad queda reducida a cumplir un trámite exigido en la normativa sin que aquello suponga una medida real de calidad educativa.
Evidentemente, existen muchas causas para explicar por qué se produce esto. A veces, observamos una cierta comodidad del profesorado que prefiere ahorrarse la redacción de este documento. Digamos las cosas por su nombre y el que no haya pensado y actuado así alguna vez que levante la mano.
Pero, sobre todo, el verdadero motivo de este rechazo se encuentra, a mi entender, en la incapacidad para explicar al profesorado su verdadera utilidad y también que no hemos sido capaces de elaborar modelos específicos que sirvan “de verdad” en nuestros centros singulares. Y no es fácil. Pero si lo logramos, las programaciones saldrían del rincón del olvido para convertirse en una herramienta útil.
Hace bastantes años leí un magnífico artículo de Maravillas Corbalán en la revista Música y Educación que abordaba este “problema”. En ese artículo se defendía una tesis muy sensata: Las programaciones didácticas en la enseñanza de las especialidades instrumentales deben tener unas características propias y diferenciadas de los modelos vigentes en las enseñanzas de régimen general con los que nos han “bombardeado” durante muchos años. Y explicaba este hecho singular nuestro.
- La organización de las clases de instrumento en los conservatorios de música es individual, una especificidad exclusiva en el sistema educativo. Y lo más relevante: Cada alumno tiene un ritmo de aprendizaje individual y, ¡atención!, también imprevisible.
Así pues, muchas decisiones curriculares van a tener que adaptarse a cada alumno. ¿Qué sentido tiene plasmar previamente una decisión que la realidad de cada alumno va a dejar desactualizada en el primer minuto? La flexibilidad debe ser su principal característica y una programación didáctica nunca debe convertirse en una especie de camisa de fuerza.
- En las especialidades instrumentales, los contenidos de nuestras asignaturas son de carácter “procedimental”. En román paladino, hay mucha práctica y poca teoría. La adquisición de un procedimiento tiene elementos muy “imprevisibles”. ¿Sabemos a ciencia cierta lo que tardará en adquirir un alumno un proceso tan complicado como el desarrollo del estacato? La experiencia nos dice que esto no obedece a ningún patrón; al contrario, cada alumno muestra una repuesta diferenciada. ¿Tiene sentido elaborar modelos de programaciones cerradas?
- A diferencia del resto de enseñanzas, compartimos con nuestro alumno una hora de clase semanal. Después, cada uno de ellos debe dedicar un tiempo de estudio individual de manera autónoma en sus propias casas. Por ello, nuestra tarea no solo es planificar las clases y organizarlas muy bien, sino dotar al alumnado de las suficientes estrategias de autoaprendizaje y la creación de hábitos de estudio continuado. De ello dependerá en gran medida el éxito de nuestra planificación.
- Por último, las unidades didácticas tradicionales no nos sirven, es mejor utilizar unidades llamémoslas “temáticas” donde las decisiones sobre su temporalización sean de naturaleza diferente. Una unidad didáctica que aborde “el vibrato” o “los diferentes golpes de arco” no puede ser temporalizada y acotada en un periodo de tiempo… Pongamos otro ejemplo: Un contenido como “el dominio de las articulaciones” en los instrumentos de viento aparece desde el primer curso de las enseñanzas elementales y se mantiene hasta los últimos cursos de las enseñanzas superiores. Mucho mejor es decir que se trabajarán durante todo el curso y que el tiempo dedicado a su enseñanza dependerá del ritmo individual del alumno. Porque las necesidades de cada alumno van a variar, sí o sí.
No nos equivoquemos, a todos nosotros, educados más como artistas que otra cosa, confeccionar una programación nunca será algo que realizaremos con alegría, no forma parte de nuestro ADN, al contrario. Pero como dice José Mota, “si hay que ir, se va; pero ir pa ná, mejor no ir”.
En nuestros cursos no solo enseñamos a nuestro alumnado a confeccionar estos documentos tal como los exige la convocatoria. También queremos que aprendan a utilizarlos de manera efectiva durante su vida profesional. No es fácil, pero lo intentaremos.
Antonio Cruzado Ruano dice
Acertadisimo!!
Manuel Tomás dice
Muchas gracias Antonio
Maria del Pilar Garcia Novejarque dice
Como profesora de filologia Latina, ejerciendo en lengua, latin, francés y Educ. Musical en los centros de France.
Me permito decir a los profesores que es muy évidente, que hay que adaptar todas las pedagogias, ya sean musicales, linguisticas u otras a cada alumno y a cada instrumento musical, lengua y época y yo soy una gran adepta, porque las clases tienen que ser muy humanas entre el profesor y el alumno, argumentando cada vez que se explica una técnica, teoria, ejercicio…etc.
Y los ejemplos y demostraciones deben ser innombrables hasta que esa teoria y praticidad estén comprendidas y adquiridas, sin dejar de practicarlas siempre para que no se olviden.
Sin embargo, hay una basé fundamental en todo saber que se debe inculcar y los profesores estamos obligados à utilizar la metodologia adecuada con técnicas de aprendizaje y de gran utilidad englobando conocimientos de 2 o 3 o 4 o + en 1, en sinopsis, cuadros, tableros horizontales, fléchados, con un hilo conductor de causa y efecto en historia, de familias linguisticas en las lenguas y circulos en las tonalidades musicales etc.
Y todo ello en la base, como pilar fundamental de una metodologia dicha
* horizontal * y no vertical para que el aprendizaje sea coherente, eficaz y accesible de manera directa y tener un intercambio humano entre el profesor y el alumno con las explicaciones precisas y concretas sobre los temas pilares, con sus conocimientos y explicaciones dadas en ejemplos pertinentes y correspondientes para que que se comprendan, se adquieran mejor y se puedan trabajar con praticidad en clase y en casa.
Estudiar de memoria sirve para un cierto tiempo y es mejor explicar las astucias técnicas para tener una mejor accesibilidad y facilidad de dominio de los conocimientos ejemplares adaptados a cada alumno, muy fundamental en cada disciplina con una gran praticidad por encima de cualquier teoria sola, con pocas demostraciones o niguna, porque la palabra no tiene valor ni significado, sin los ejemplos dados, en cada caso para memorizarlos y ser adquiridos * per semper *.
Al menos a mi me ha dado buenos resultados escolares y los alumnos se acuerdan todavia de mi y de mi pedadogia praxis, aunque dificil de ser aceptada por algunos inspectores réticentes, desde siempre.
Y ahora empiezan a innovar diciendo que es mejor esa praticidad que yo he utilizado siempre ciomo mi metodologia personal, de escucha y lectura de un texto escrito linguistico y musical etc, combinada con las preguntas a cada alumno, pero relacionadas entre ellas, para llegar a las ideas pilares del tema principal como la base adquirida, sirviéndose del canto y de la puesta en escena de gestos teatrales o imaginativos y creativos ejemplares, y dar a las palabras el significado correspondiente del arte interpretativo y creativo de cada alumno, evolucionando a su ritmo y a su expresividad en su arte individual y humano.
Manuel Tomás dice
muchas gracias por sus comentarios
Alicia Giner Sanz dice
Moltes gràcies per tan interessants i encertadíssimes reflexions.
Intentarem fer la màxima difusió possible a tot el nostre àmbit.
Manuel Tomás dice
Moltes gràcies Alicia¡¡¡¡